Ernest Hemingway
Ernest Miller Hemingway
nació el 21 de Julio de 1899 en Oak Park (Illinois). Narrador estadounidense
cuya obra, apreciada como clásica en la literatura perteneciente al siglo XX,
ha cumplido con un extraordinario prestigio por la moderación de su estilo, por
los componentes infortunados y la representación de un ciclo que simboliza.
Gracias a ello, recogió el premio Nobel de Literatura en 1954.
Es el segundo hijo del matrimonio de Grace Hall, una cantante y
profesora de música, y de Clarence Edmonds Hemingway, un médico con gustos hacia la caza y
la pesca. Una enfermedad incurable acechó a su padre hasta que éste decidió
suicidarse en 1928. Su infancia no estuvo llena de felicidad, queda
traumatizado gracias a una madre autoritaria que lo vestía de niña y, posteriormente,
a causa de una lacerante experiencia al verse obligado a acompañar a un
ginecólogo en el difícil parto de una india cuyo marido se suicidó al no poder
soportar los gritos de su mujer.
Desde joven se aficionó al
deporte, sobretodo en el fútbol y en el boxeo, además de gustarle la caza. Al
término de sus estudios medios en 1917 abandonó la posibilidad de entrar a la
universidad y consiguió trabajo en el rotativo Star de Kansas City. Viajó por
distintos países de Europa y África. Cuando Estados Unidos decidió intervenir
en la I Guerra Mundial, quiso participar en el Ejército, pero una antigua herida
en el ojo se lo impidió. Entró en la Cruz Roja y se marchó como conductor de
ambulancias en el frente italiano, hasta que un día fue herido considerablemente
de gravedad antes de cumplir los 19 años. Fue condecorado con dos medallas: la “Medaglia
d’Argento al Valore Militare” y la “Croce di Guerra”. En sus intervenciones en
los escenarios de guerra, siempre destacó por su gran valor. Para ese entonces,
él ya era discípulo en el periodismo.
Cuando volvió a Estados
Unidos se casó con Hadley Richardson y se ocupó del periodismo, ejerciendo el
trabajo de corresponsal del Toronto Star. Su periódico, junto con la cadena de periódicos de
Hearst, le nombró corresponsal en Europa. Al regresar a Estados Unidos en 1927,
contrae matrimonio por segunda vez con Pauline Pfeiffer y en 1930 compra su
casa en Cayo Hueso (Florida), que desde entonces sería su lugar de trabajo y
actividades de las que disfrutaba.
En 1929 hace su primera
visita a España, conociendo a los con los Sanfermines de Pamplona. Fue corresponsal
en la Guerra Civil Española en 1937, esto lo hace tomar postura y declararse un
republicano, a esta ideología la defiende con artículos y novelas. Allí conoció
a Martha Gellhorn, corresponsal de la revista Collier's y autora de cuentos,
ella lo flechó. En 1940 se divorcia de Pauline y se casa con Martha. Su luna de
miel sería en China, dónde ambos actuarían como corresponsales. Fue testigo, en
1944, del día D. Pero no sólo cubriría estos acontecimiento, sino también la
Segunda Guerra Mundial como corresponsal, aprovechando sus escasos
conocimientos en el tema, lo que le ayudó más adelante para incluirlos en sus
relatos y novelas. Llegó a París en compañía de las tropas libertadoras. Allí rozó
on los avances y conoció a E. Pound, Pablo Picasso, James Joyce y G. Stein, entre
otros.
Él mismo contó que su labor
como periodista lo había hecho actuar así, pues lo determinó a subrayar frases continuas,
cortas y fuertes, exceptuando lo que no fuera revelador.
Entre sus primeros libros se encuentran “Tres relatos y diez poemas” en 1923, “En nuestro tiempo” (1924) y el reconocido “Hombres sin mujeres” de 1927, que incluye el antológico cuento “Los asesinos”, además de “El que gana no se lleva nada” (1933), en estos textos resalta la descripción de las desgracias de los europeos. Y es desde éste momento que se da a notar el estilo de narrar que lo haría célebre más adelante, además de mentor de algunas generaciones.
Después de la guerra, se
estableció en Cuba, cerca de La Habana, en 1958 en Ketchum, Idaho. Ernest
Hemingway llegó por primera vez a Cuba en abril de 1928 en el vapor Orita,
cuando el buque que lo llevaba de Europa a Key West (Florida) hizo una breve
parada. Aquella pequeña visita influiría tanto en él, que decidiría hacerla su
hogar entre 1932 y 1969.
Otros cuentos de igual importancia
también son de colección, como “Un lugar limpio y bien iluminado”, “La breve
vida feliz de Francis Macomber”, “Las nieves del Kilimanjaro”, “Colinas como
elefantes blancos”, “Un gato bajo la lluvia” y otros más. En ciertas historias
hay un indistinto elemento imaginario sobre el que gira el relato, como una
metáfora que se desarrolla en la sencilla realidad.
Sus novelas tal vez sean
más sonadas aunque menos bellas en su forma que los cuentos. Hay que agregar
que, “Fiesta” de 1926, la cual le dio más fama, puede ser considerada una particularidad;
en ella se relata la historia de un grupo de británicos y norteamericanos, integrantes de la llamada “generación
perdida”, que deambulan sin rumbo fijo por Francia y España. En 1929 publicó “Adiós
a las armas”, que sería su segunda novela más importante, historia tierna y guerrera
que se lleva a cabo en Italia durante la guerra. En “Tener y no tener” de 1937,
reprocha toda injusticia social y económica. En 1940 publicó “Por quién doblan
las campanas”, basándose en su experiencia durante la Guerra Civil Española.
Esta obra fue todo un éxito en ventas e incluso fue llevada al cine.
Su obra plantea a un héroe
enfrentado a la muerte y que conlleva una suerte de código de honor; de ahí que
sus personajes sean matones, toreros, boxeadores, soldados, cazadores y otros
seres sometidos a presión. Su obra es una especie de romanticismo moderno, que reúne
el sentido del honor, la acción, el amor, el escepticismo y la nostalgia como
sus pilares. Sus relatos abren un nuevo tipo de “realismo” que, aún teniendo
sus orígenes en el cuento norteamericano del siglo XIX, Hemingway lo transfigura
hacia una cotidianidad ruda y a la vez poética, que intervendría en grandes
narradores a la postre.
Uno de sus personajes dice:
“El hombre puede ser destruido, pero no derrotado”. Y uno de sus críticos asiente:
“Es un código que relaciona al hombre con la muerte, que le enseña cómo morir,
ya que la vida es una tragedia. Pero sus héroes no aman mórbidamente la muerte,
sino que constituyen una exaltación solitaria de la vida, y a veces sus muertes
constituyen la salvaguarda de otras vidas”. Generalmente Hemingway crea un
antihéroe en sus novelas, como su conocido personaje Nick Adams, basado en su
propia vida de joven.
En 1952 publicó “El viejo y
el mar”, con un singular personaje, un pescador de La Habana, lugar en donde
vivió y escribió durante mucho tiempo afrontado la naturaleza. Algunos críticos
consideran que esta fue la obra final de su trayectoria, porque en ella se
mezclan el humanismo y la economía artística; otros, mientras tanto, opinan que
no es de las mejores obras de Hemingway, por una cierta ambición.
En 1954 le fue
concedido el Premio Nobel de Literatura. Su última obra publicada en vida fue “Poemas
completes” en 1960. Los libros que fueron publicados años después incluyen
obras como: “París era una fiesta” (1964), un relato de sus primeros años en
París y España; “Enviado especial” en 1967, en el cual se recopilan sus artículos
y reportajes periodísticos; “Primeros artículos” (1970); la novela del mar “Islas
en el golfo” de 1970 y el incomplete relato “El jardín del Edén” (1986). Como
dato curioso, Ernest dejó sin publicar tres mil páginas de manuscritos.
En Londres, conoció a
Mary Welsh, corresponsal de la revista Times. Al regresar a La Habana se
divorció de Martha Gellhorn y contrajo matrimonio con ella. En varias
ocasiones, Hemingway estuvo al borde de la muerte: una en la Guerra Civil Española,
en el momento en que estallaron bombas en la habitación de su hotel, durante la
II Guerra Mundial al chocar con un taxi durante los apagones de guerra, y en
1954 cuando su avión se estrelló en África. Finalmente, en 1969, el
estadounidense abandonó Cuba y se se fue a vivir con Mary en su nueva casa de Ketchum,
Idaho, Estados Unidos.
Al final de una vida de bohemio,
ya cansado y doliente, segó su vida un 2 de julio de 1961 en Ketchum (Idaho), como
si fuera uno más de sus personajes, disparándose con una escopeta de caza. Para
muchos, es uno de los escasos autores legendarios del lenguaje moderno.