49. Lolita
Vladimir
Nabokov, 1955.
Relata la historia de una obsesión: la
de Humbert Humbert, un profesor cuarentón, por la pequeña Lolita de doce años
de edad. Una novela de amor excepcional en la que destacan dos componentes
fulminantes: la atracción “perversa” por las nínfulas y el incesto. Un viaje a
través de la locura y la muerte, que desemboca en una violencia con rasgos
característicos, narrado, a la vez con autoironía y lirismo desenfrenado. “Lolita”
es un retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos,
además de exponer a la cultura del plástico y del motel; una exhibición
deslumbrante de talento y humor.
50. El árbol
de la ciencia
Pio
Baroja, 1911.
Dividida en dos partes simétricas. En la primera se
narra la vida como estudiante de medicina de Andrés Hurtado. En su vida no hay
señales de los que es la felicidad; para él la medicina es una facultad agria, vive
con una familia poco afectuosa y unos amigos que parecen desconocidos. Su
profesión le ayuda para odiar más a la humanidad, pero junto a Lulú, una
muchacha atrevida y que rebosa ternura, Andrés encuentra algo semejante a la
felicidad. A través de su familia, profesores, condiscípulos y amistades
diversas, Baroja realiza un recorrido por un plano despiadado del Madrid
burgués y proletario de finales del siglo XIX.
51. Un mundo
feliz
Aldous
Huxley, 1932.
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