Ágata Christie,
1939.
Se
publicó en el año 1939 en Gran Bretaña, bajo el título de "Diez negritos”. Posteriormente, en épocas de mayor
sensibilidad social se editó bajo el título de “Y no quedó ninguno”.
Esta
novela no está protagonizada por ninguno de los detectives habituales de Ágata Christie; Poirot y Miss Marple, debido a que no existe
la figura del detective.
Diez
personas reciben cartas firmadas por un tal Mr. Owen, que las invita a pasar
unos días en la mansión que tiene en uno de los islotes de la costa de Devon.
La primera noche, después de la cena, una voz los acusa de ser culpables de un
crimen. Lo que parece ser una broma macabra se transforma en la espantosa
realidad que viven estos diez invitados, uno por uno, los diez invitados son
asesinados en una atmósfera de terror y mutuas recriminaciones. La clave parece
estar en una vieja canción infantil: "Diez negritos se fueron a cenar, uno se
ahogó y quedaron nueve. Nueve negritos trasnocharon mucho, uno no despertó, y
quedaron ocho…".
2. Los crímenes de la calle Morgue
Edgar Allan Poe, 1841.
Es un
relato corto, el primero de la trilogía protagonizada por el detective creado
por Poe, Monsieur C. Auguste Dupin.
Esta
obra está calificada por muchos como la primera obra de éste género de “novela
negra”. El texto fue publicado por primera vez en el año 1841 en la revista
Graham’s Magazine, de Filadelfia, y para su composición el autor se inspiró en
un caso real.
Se ha cometido
un bárbaro asesinato de dos mujeres, madre e hija, en un apartamento en una popular
calle de París. Las primeras pesquisas que llevan a cabo los investigadores no
dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policía para resolver
los casos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado,
Monsieur Dupin, quien tras intensa y brillante investigación, resuelve el caso
al dar una explicación extraordinaria.
3. El sueño eterno
Raymond
Chandler, 1939.
Publicada
en 1939, esta obra fue la que incluyó a Raymond Chandler (1888-1959)
en el ámbito de la novela negra. El libro toma la concepción de reflejo y
crítica de una sociedad más que como propuesta de acertijo o enigma a resolver,
Chandler inició con su apuesta por su detective Philip Marlowe, con su
inconfundible sentido del humor, una de las riquezas del género. El general
Sternwood contrata al detective Philip para que le libere del intento de
chantaje de “Geiger”, que para ello usa las supuestas deudas de juego de su
hija menor, Carmen. Cuando “Geiger” muere tiroteado en su apartamento, Carmen
está presente, desnuda, drogada, y para entonces el detective ya sabe que el
caso apenas ha comenzado.
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