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8 de abril de 2013

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El principito
Antoine de Saint-Exupéry, 1943.
Ha sido traducido a ciento ochenta lenguas y dialectos, convirtiéndose en uno de los hitos de la literatura. El autor realizó las ilustraciones que se muestran a lo largo del libro.
No es el común cuento de literatura infantil, éste trata temas tan fuertes e importantes como lo son: el sentido de la vida, el amor y la amistad.
En este libro, un aviador (Saint-Exupéry lo fue) se encuentra perdido en el desierto del Sahara, debido a un fallo con su avión, entonces aparece un pequeño príncipe. En sus conversaciones con él, el narrador revela una visión acerca de la estupidez humana y la sencilla sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen y se hacen adultos.

El principito vive en un pequeño planeta, el asteroide B 612, en el que hay tres volcanes y una rosa. Todos los días se la pasa cuidando su planeta, y cortando los árboles baobad que constantemente intentan echar raíces allí, si se les permitiera crecer partirían su planeta.
Un día decide abandonar su planeta, posiblemente cansado de los reproches y reclamos de la rosa para explorar otros mundos. Recorre el universo; visita seis planetas, cada uno de ellos habitado por un personaje: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, los cuales, a su manera, demuestran la degradación de las personas cuando se transforman en adultas.
El último personaje que conoce, el geógrafo, le recomienda viajar a un planeta específico, la Tierra. Es allí donde el principito encuentra toda una hilera de rosales y se deprime, porque pensaba que su rosa era única en todo el universo, después conoce al zorro, quien le enseña el verdadero sentido de la amistad, además le explica que su rosa es única y especial porque es la que él ama. En su despedida, el zorro le cuenta su secreto: “Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.”
Luego cuando el principito conoce al narrador le pide que dibuje un cordero. Sin saber cómo, éste  dibuja lo que sabe, una boa con el estómago hinchado. El principito, sin embargo, interpreta el dibujo de inmediato y exclama que no quiere una boa con un elefante dentro, sino un cordero. Finalmente dibuja una caja y explica al principito que el cordero se encuentra dentro. El principito, quien puede ver el cordero dentro de la caja con tanta facilidad como ve el elefante dentro de la boa, lo acepta.
En el desierto, el principito conoce una serpiente que posee el poder de devolverlo a su planeta. Después de pensarlo, el principito se despide de manera emotiva del narrador y deja que la serpiente lo muerda. El principito queda blanco como la nieve y, cuando el narrador busca su cuerpo al día siguiente, éste ya no está.
El Principito, la obra universal del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, con la que pretendió remover las conciencias, cumplió el sábado pasado 70 años de su primera edición con nuevas versiones y obras que la completan.

2 comentarios:

  1. Adoro este libro... Nunca se es demasiado "grande", o (una palabra que odio) "maduro"; para leerle.

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  2. Lo leo una y otra vez y no me canso de descubrir entre sus letras un mundo tan inmenso de fantasias!
    Infinitas gracias Antoine de Saint-Exupéry, que como los aviones que solías volar, elevaste tu imaginación y trajiste a este mundo un libro digno de ser leido.

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