
Su argumento se basa en lo
siguiente: El Orient Express, el tren que se puede tomar todos los días, esta
vez se encuentra varado en Estambul, pleno invierno. Poirot decide tomar el susodicho
tren creyendo que en esa época del año suele estar prácticamente vacío. Pero
aquel día era diferente, el tren va lleno y gracias a una buena amiga consigue
una litera en el coche-cama. A la mañana siguiente despierta con la sorpresa de
que una tormenta de nieve ha obligado a detener el tren, pero hay algo más, un
americano, llamado Ratchett, ha sido asesinado con apuñaladas salvajes. A causa
de la tormenta, nadie ha entrado ni ha salido del coche-cama. El asesino, se
encuentra conviviendo con el detective Poirot, pero… el misterio recae en
¿Quién de los pasajeros lo hizo?
El libro se encuentra
divido en tres: “Primera parte”, “Segunda parte: Las declaraciones” y “Tercera
parte: Hércules Poirot se recuesta y reflexiona”.
En la primera parte se
relatan los hechos superficiales y previos al asesinato: el viaje de Poirot para
regresar a Inglaterra, luego de haber resuelto un caso en Siria, primero en el
Taurus Express, acompañado por el coronel Arbuthnot y miss Debenham. Posteriormente
Poirot decide viajar en el Orient Express, que curiosamente está lleno y no
vacío como era de acostumbre en aquellas épocas del año, gracias a la ayuda de su
amigo monsieur Bouc, que es director de la Compagnie Internationale des
Wagons-Lits, ocupa una litera en el coche-cama, compartiéndola con Héctor
MacQueen, debido a que un Sr. Harris no se presentó, pero a la siguiente noche consigue
una litera para él solo, cedida por monsieur Bouc. Esa misma noche, cerca de
Belgrado, Poirot despierta porque escuchó un misterioso y fuerte ruido, cerca
de las 12:47 am, en el compartimiento de al lado, que está ocupado por el
millonario Samuel Ratchett. Entonces Poirot se asoma y observa al encargado del
vagón, Pierre Michel, que se acerca a la litera de Ratchett y este responde en
francés: “Ce n'est rien. Je me suis trompé” (“No es nada, me he equivocado”).
Luego de pedir una botella con agua mineral y de escuchar el insistente timbre
que salía del compartimiento de mistress Hubbard, Poirot concilia el sueño. Pero
un golpe en su puerta le vuelve a despertar, aunque esta vez cuando se asoma, percibe
un ambiente silencioso, y sólo ve a una mujer de espaldas, con un quimono escarlata.
Monsieur Bouc le pide a su
amigo Poirot que resuelva el caso, siendo él un detective, para entregarlo con
mayor claridad a la policía. En la escena del crimen y en el tren encuentran
numerosas pistas, como un pañuelo de lino con la letra “H” bordada, un
limpiapipas y un botón de un uniforme. Cada pista parece apuntar a un
sospechoso distinto, lo que hace pensar que estas han sido simuladas.
Luego de reconstruir un
fragmento de una carta quemada, Poirot descubre que Ratchett era un fugitivo de
los Estados Unidos, y que su verdadero nombre era Cassetti. Entonces recuerda que
cinco años antes, Cassetti secuestró a una niña de tres años llamada Daisy
Armstrong. A pesar de que la familia Armstrong pagó una grande suma de dinero
por el rescate, Cassetti asesinó a la niña y escapó del país con el dinero.
Desde ahí se cobraron vidas, pues Sonia Armstrong, la madre de Daisy, estaba
embarazada cuando se enteró de lo ocurrido, esto le hizo dar a luz
prematuramente, el niño y ella murieron, debido a esto, su marido se pegó un
tiro, además la niñera Susanne al ser considerada como sospechosa por la
policía, se lanzó por una ventana y murió.

En la tercera parte se recuestan los tres a pensar en quién fue el asesino, pero monsieur Bouc y el doctor Constantine no lo consiguen, más Poirot si lo logra, aunque no lo dice aún. Posteriormente analizan diez preguntas claves para resolver el caso, y todo empieza a cobrar sentido para el director y el doctor; porque Poirot resuelve el misterio que cada pasajero oculta, de una manera sorprendente e impactante a los ojos del lector, ese análisis que caracteriza al detective.
Una novela llena de misterio, intrigante y emocionante para quienes sepamos apreciar un género tan complejo como lo es la novela policíaca. Agatha Christie maneja los hilos argumentales de una manera impactante, hace con ellos lo que quiere, los cruza, los distancia, los asemeja y finalmente los une. Además cabe resaltar que en su mayoría la novela transcurre en una parte del tren, la autora maneja bien los espacios y domina la técnica del drama. El lector no necesita una buena memoria, pues a medida que avanza el libro recuerda lo necesario, aunque quien se crea capaz de resolver el caso antes que Poirot, bienvenido.
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