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3 de junio de 2013

Libro recomendado de la semana...

Una novelista en el Museo de Louvre
Zoé Valdés, 2009.
La autora nació en 1959 en La Habana. Filóloga de formación, entre 1983 y 1988 trabajó en la UNESCO y en la Oficina Cultural de Cuba en París.
Esta narración está escrita por la extraordinaria Zoé Valdés, con un gran dominio que la caracteriza. En la que  nos abre las puertas a un nuevo mundo lleno de penumbras y claroscuros, en este relato peculiar, en el que los personajes retratados en los cuadros del Museo de Louvre cobran vida, cambian de lienzo e interactúan con la novelista que vive en el famoso museo radicado en París. Guiados por sus palabras, recorremos los pasillos que nos muestran otra cara de este museo, lleno de anécdotas literarias contadas por una multitud de personajes.
Zoé entra en el Museo del Louvre para despertar a los sujetos que allí habitan, inmóviles dentro de sus marcos; invitándolos a salir de su pintura, animándolos a cobrar vida, a salir del cuadro, a disfrutar la vida y de todo lo que esta trae consigo. Es en este momento cuando un mundo imaginario extiende ante nuestros ojos, a través de sus detalles tan puntuales y descriptivos. Extendiéndonos su mano y brindándonos sus ideas, incitándonos a soñar y a unirnos a ella en la aventura de su ensoñación.
“Mis pasos resuenan en la galería principal, avanzo solitaria, al ralentí como en los sueños; conos de luz van trazándome el camino. Semejantes a sombreros puntiagudos de suave claridad mortecina, gigantes que penetran azarosos por los ventanales del Museo del Louvre y me invitan a perseguirlos, como en un juego infantil y antiguo.
-¡Señorita, señorita, el museo está cerrado! -alguien grita a mis espaldas.
Me doy la vuelta y sólo consigo divisar una silueta, la de un hombre alto, corpulento. (…)

De súbito, el vigilante se ha esfumado. Entonces allí -en ese allí que es un poco más allá en el tiempo-, doblo a la derecha, penetro en la sala de La Gioconda o La Mona Lisa. Nadie, nadie, susurro. ¿Será verdad que el museo está cerrado? Y entonces, ¿cómo he podido entrar? ¿Cómo he conseguido introducirme en esta sala en penumbras?...”

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