Más Allá De Las Letras

Más allá de las letras se encuentra la fantasía de la realidad...

Eres el Visitante

10 de mayo de 2013

Mural artístico...

As, así y asá
Lo entenderé, pero no lo enseñaré. Me dieron dos cartas, una era un as, la otra no me importa. Tenía full house, pero me sentía solo, jugando mi mano con apuesta al sol, que por cierto era verde y tenía tres hojas, como el as. Era un sol cotidiano, hastiado, inmaduro, pero no menos brillante. Tenía una jugada preparada. La pensé (la jugada no, las jugadas no se piensan) durante tres minutos hasta que el último de el trío de compadres se decidió por resignarse a la muerte en la mesa. Hacía falta algo  tan esencial y tan olvidable como la sal en el espagueti insípido que preparo ¿Qué es? ¿Qué pensé? ¿Qué hago jugando con tréboles, cuando el jugador desalmado que quiero ser juega con corazones? No sé, a veces sé que la quiero, pero no puedo sentir con un corazón, ya no tengo de esas cartas. Uno no puede ganar una partida, ni de amor ni de póquer, con puros corazones. Los tréboles, en cambio, son más sinceros y hasta traen suerte por la antonomasia de llevar tres brazos verdosos. El juego siguió sin la presencia de la ignominiosa razón. Las picas de mi contrincante martillaron el naipe que quedó en el pecho, que jamás había sentido como parte de mí. Al mismo tiempo me di cuenta, que descuidé a la flor de carne y tallo por la imperial desgracia marchita. Que los diamantes únicamente le ganan partidas (de las dos) a las prostitutas. Empecé a sentir con el trébol, se adecuó a mí como todas las noches de sábado, pero esta vez cambió mi mano flácida por mi desencajado pecho. Se metió por el estomago, me hizo cosquillas con sus extremidades y se instaló al lado del riñón, así me protegería del alcohol y del amor. Yo ya sabía que el trébol no me fallaría. Para finalizar nuestra reunión, le dije a mi contrincante, con acento americano: “I prefer to hold you in Texas more than playin’ Texas hold ‘em.”
Sebastián González

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